Erase una vez, un matrimonio
campesino que deseaba muchísimo tener un bebe, pasaban los años y no venia
ningún niño, así que un día, la madre fue a la bruja del bosque y pidió que le
hiciera un conjuro para así poder tener su ansiado niño.
Así lo hizo la bruja pero a
la madre advirtió “tu niño será especial, mágico y debes amarlo siempre,
sino la desdicha te traerá”.
Y, nueve meses después,
nació un bebe precioso con unos ojos negros encantadores, pero… ¡OHHHHHH! Qué
susto se llevaron los campesinos cuando vieron que su niño tenía el pelo verde,
verde como una manzana.
Lloraron los campesinos
avergonzados del hijo que habían tenido, ¿Cómo pasearían por el pueblo?, ¿Qué
dirán los demás niños?, “que desgracia” decía la Madre, “que vergüenza” decía
el Padre.
Y, fue entonces que la madre
recordó las palabras de la bruja, “especial”, “mágico”, “debes amarlo”, la
madre se imagino que el niño podría hacer magia, así que comenzó a pedirle
deseos, pero…. Aun no era el momento… el niño era muy pequeño.
Pasado algún tiempo, los
campesinos tuvieron dos hijos varones más, que no habían sido pedidos con
ningún conjuro de bruja y los cuales eran como cualquier otro niño, pero… ¿Qué
paso con el niño del pelo Verde?
Luis, así le habían llamado,
era un niño solitario, triste, sus hermanos se burlaban de él, nadie en el
pueblo quería ser su amigo, en la escuela todos se reían de su pelo, hasta el
punto que el niño siempre usaba un sombrero para tapar su cabellera que no
dejaba de crecer y nunca cambiaba de color.
Un día camino a casa por el
bosque, Luis vio algo que brillaba en la rama de un árbol, se acercó y de
pronto esa lucecita se fue haciendo cada vez más grande hasta convertirse en
una preciosa Ada, habló el Ada y dijo a Luis:
“Piensa en algo que desees y
tu deseo se hará realidad,
lo único que no puedes cambiar es como eres en verdad”
lo único que no puedes cambiar es como eres en verdad”
Luis llegó a casa muy contento y dijo a
sus Padres: ¡Puedo hacer magia!, pídanme lo que quieran… los padres se rieron y
sus hermanos también, pero nuevamente un recuerdo vago vino a la mente de la
Madre. “mágico”… así que le dijo a Luis:
“Quiero ser duquesa, vivir
en un castillo, tener mucho dinero y muchas joyas, quiero ser rica”. Dicho
esto, Luis cerró fuertemente sus ojos y de pronto…. ¡Qué maravilla! Estaban en
un castillo, hermoso, lleno de hermosas joyas, vestidos, sirvientes, era un sueño
hecho realidad.
Cuando el rumor llego al
pueblo, todos empezaron a “querer” a Luis, todos querían jugar con él y no
dejaban de pedirle deseos, que Luis, al sentirse querido y aceptado por todos
no dejaba de complacer.
La vida cambió para Luis,
desde ese día que cumplió su primer deseo, pasó a ser el niño más querido de la
ciudad… ¡Hasta que!
Una noche, de invierno frío
y de lluvia, se oyó tocar la puerta del castillo, la “Nueva Duquesa” abrió la
puerta, afuera una niña harapienta, sucia y mojada, clamaba por comida y techo
para esa noche.
“Deme usted algo de comer, y
déjeme dormir aquí, por favor. Afuera está muy frío y llueve, y tengo mucha
hambre”.
La Duquesa furiosa, gritó a
la niña, “hija de la calle, aquí no hay nada para ti, vete que ensucias mi
castillo”.
Luis, que vio lo que había
pasado, dijo a su Madre en tono de reclamo: “Madre, déjala pasar”, y así su
madre lo hizo. Luis, el niño del pelo verde, cerró sus ojos y de pronto la niña
estaba limpia, vestida con suficiente abrigo y con una mesa llena de manjares
para ella.
Mientras la niña comía, Luis
se ocupó de otra cosa… Fue a buscar a su familia y reunió a todo el pueblo y
dijo:
“Fui siempre burlado por todos
ustedes, fui aislado de sus juegos, de sus vidas, sólo, cuando pude cumplir sus
deseos fueron mis amigos”.
“Pues les digo, la vida está
llena de riqueza, pero un corazón como el de mi madre no tiene amor para los
que somos distintos”
“Por eso, todo lo deseado,
será quitado y todos ustedes serán distintos al resto del mundo”
Luis cerró los ojos y de
pronto… OHHHHH!!!! Cada persona del pueblo era distinta…. Unos tenían tres
ojos, otros tenían seis dedos en cada mano, otros tenían el cabello de
distintos colores y así… cada uno de ellos era diferente.
Luis, busco a la hermosa
niña, y con ella se fue,
a otros lugares donde él era él,
y nadie juzgaría por el tono de su piel,
ni su cabello, ni su risa, ni su forma de ser.
a otros lugares donde él era él,
y nadie juzgaría por el tono de su piel,
ni su cabello, ni su risa, ni su forma de ser.
Y… Colorín Colorado, este
cuento se ha acabado.