sábado, 24 de octubre de 2015

EDUCACIÓN MENONITA EN LA PAMPA ARGENTINA.


 Tema: Los menonitas en la pampa.
Problema: ¿La educación menonita excluye a sus integrantes de la sociedad Argentina?
Marco teórico:
Introducción:

Ante la propuesta de realizar un trabajo que arribe problemáticas relacionadas con la educación, es sumamente interesante realizar una investigación sobre la educación brindada dentro de la sociedad primitiva, en donde podemos encontrarnos con grandes sorpresas. Tomando como base de la investigación la cultura menonita, haremos un paralelo entre ambas sociedades para descubrir cuáles características se respetan, y cuáles no.
De esta manera se realizará una reseña acerca las características de la cultura menonita que reside en nuestro país y a continuación en cada punto descriptivo, se confeccionará el análisis correspondiente para facilitar el entendimiento del mismo.

¿Que son los menonitas?

Todo comenzó en 1517 cuando Lutero arrebató la hegemonía cristiana a la Iglesia Católica.
Del Luteranismo se desprendió un grupo anabaptista[1] en oposición al bautismo. Esta creencia la comparten los menonitas, los cuáqueros y los amish. Estos últimos comenzaron en 1963 liderados por Jacob Ammon, los cuáles creen en Jesucristo y tratan de seguir su ejemplo en la vida cotidiana.
La cultura menonita tiene antepasados holandeses. Nacen en el siglo XVI cuando los primeros menonitas se agruparon como un rebaño detrás del sacerdote Menno Simons, quien repudió a la Iglesia y fundó su propio movimiento. Fue cura católico y en 1536
rompió con la Iglesia y escribió el Fundamentuch (Código Doctrinal), creando su propia secta religiosa distanciada del misticismo católico y el fanatismo anabaptistas.
A partir de 1555 la secta sufrió varias divisiones. Hoy existen moderados o conservadores
pero ambos son principalmente agricultores. Son aproximadamente 300.000 en todo el
mundo. Hablan un dialecto igual que su líder hace 500 años atrás, pero que no saben
escribir. Trashumante como pocos, el pueblo menonita fue asediado y perseguido de su lugar de origen hasta que logró escabullirse a territorio alemán. Siguieron los apuros y los refugiados volvieron a ponerse en camino, esta vez rumbo a la Rusia zarista. De ahí pasaron a Canadá y a los Estados Unidos, hasta que el éxodo los dispersó en pequeñas comunidades, en México, Bolivia, Paraguay y la Argentina. Corrió el tiempo y a los menonitas los corrieron de todas partes, pero los que siguen sin correr son ellos mismos, aferrados a la eternidad de su Biblia y al paso cansino de sus carretas: mientras el mundo que gira allá afuera sueña con el siglo XXI, dentro de su cosmos pampeano ellos exaltan el XVI. La colonia de menonita en La Pampa, es la más grande en nuestro país con casi 1.300 habitantes. [2]
Se encuentran a 160 kilómetros de Santa Rosa, casi cien familias viven desde 1985 en las diez mil hectáreas de la ex estancia Remecó. Vinieron desde México, Bolivia, Paraguay y Belice. Rechazan la violencia y el lujo. Tienen prohibido el alcohol, el tabaco, el teléfono, la luz eléctrica, la televisión y el automóvil. Ahora están obligados a aprender castellano, además del alemán que hablan entre ellos. Pero los menonitas de la colonia Nueva Esperanza no creen en la patria ni en el Estado. Por lo menos, no de este lado del paraíso. [3]

Creencias.

Tienen como costumbre trasladarse por el mundo, y eso parece marcar el carácter de las comunidades conservadoras, que se cierran sobre sí mismas rechazando la vida moderna. Los guía el Código Doctrinal el cual condena la guerra, la venganza, el juramento y rechaza el divorcio y los métodos anticonceptivos.
Rigen los principios impuestos por su líder hace siglos: rechazo a la violencia, a la guerra, al confort, la división entre el Estado e Iglesia y la nulidad del bautismo infantil. Según Menno el poder público es un mal necesario pero impropio del Reino de Cristo.
Para ellos escuela y religión son una misma cosa: en las escuelas menonitas del asentamiento pampeano, los niños aprenden la Biblia, el único libro que pueden conocer, y las operaciones aritméticas básicas. Piensan que estos conocimientos son suficientes para desarrollar las tareas rurales, la base de su existencia.
Aseguran que la Biblia les ordena una vida sana espiritualmente ante Cristo, y ser una luz para el mundo. O sea, como ellos mismos manifiestan: “irradiar de nosotros mismos, ser gente sana, de absoluta confianza, pagar impuestos, no robar, no traicionar”.
Se invoca el poder de la ley como fuente primordial de su educación, solo que la suya es la ley de Dios, la ley de la Biblia.
La religión ocupa un lugar central en la vida de la colonia. A partir de los doce años los niños pueden ir a misa y, cuando cumplen diecisiete, al tener “conciencia de pecado”, pueden bautizarse. El obispo y los pastores presiden la ceremonia todos los domingos de 9 a 11:30 horas.
La cohesión social de este grupo se asienta en el parentesco y la religión. Esta, tomada en su forma amplia como un sistema de ideas y prácticas con el cuál uno interpreta la vida, y que toma como reales.
Existen diferencias entre la misma comunidad, los hay más modernos o más conservadores.
Los que viven en La Pampa son más conservadores y están comunicados con el resto del mundo menonita para la toma de decisiones. En cambio los habitantes del norte (Paraguay) tienen tendencias más modernas, al punto de llegar a utilizar autos como medio de transporte. [4]

Lengua – Educación.

Todas las colonias menonitas cuentan con escuelas, para la educación elemental de los niños cuyas edades fluctúan entre los 5 y 14 años de edad. Regularmente la es atendida por un maestro y solamente cuando el grupo es muy numeroso, trabajan en ella dos o más maestros.
La escuela cuenta con un aula, un amplio patio, anexos y la casa del maestro. Están equipadas con mesa bancos para cinco alumnos cada uno, escritorio para el maestro y libros de cánticos religiosos, de oración, aritmética, lectura y biblias.
La escuela es atendida económicamente por los habitantes del campo, dirigidos por el Jefe de Campo, quien se encarga de cobrar a los vecinos la cantidad necesaria para su sostenimiento. Las cuotas para la escuela nunca son negadas ni discutidas, puesto que tienen plena confianza en su correcta aplicación. El monto de las cuotas van de acuerdo con la condición económica del aportante, es decir paga más, quien más tiene. [5]
Al maestro se le paga una mensualidad, se le ofrece servicio médico, una casa junto a la escuela y se le prestan de 8 a 10 hectáreas de tierra para que las trabaje. El sueldo lo recibe solamente durante el tiempo que dura el ciclo escolar.
El horario de clases es de 8:30 a. m. a 11:30 am. y de 12:30 pm. y de 15:30 p.m. El método pedagógico de enseñanza es el método analítico de error – corrección y en todo se utiliza el alemán bajo como idioma oficial de enseñanza.
Se les enseña lectura, escritura, aritmética y geometría con ejemplos de aplicación práctica como es el cálculo de perímetros, áreas y volúmenes de cuerpos geométricos, operaciones de compraventa.
No se les enseña historia – solamente la que se relata en la Biblia -, geografía, biología, química, física o civismo.
La disciplina se controla de manera tradicional, es decir, con la cuarta o el cinto, que no es otra forma que la de golpes, que rara vez es necesario utilizar. También se utiliza la información de la Biblia como una forma de amenaza de castigo divino, en caso de cometer una falta, ya que el objetivo principal de la educación tradicionalista, es el de formar seres humanos con altos valores religiosos, dispuestos a acatar los mandamientos de las leyes divinas.
El ciclo escolar se inicia entre el 1 y el 15 de noviembre, ya que para ese entonces los niños se desocuparon de las labores agrícolas. El 24 de diciembre se suspenden las clases por motivos religiosos y se reanudan el 27 de diciembre para continuar hasta el mes de abril, en que se suspenden una semana por la Semana Santa. [6]
No tienen ningún interés de incorporarse a la educación oficial, que ofrece el Estado.
En las nueve escuelas (una por campo), los trescientos chicos de la colonia aprenden a leer y escribir en alemán. No se enseña el castellano. El maestro, que es menonita, tiene mínimos conocimientos de nuestro idioma.
Jacobo Loewen, maestro de la escuela del campo 1, autoriza a un periodista a  entrar al aula, donde hay 28 alumnos, solo si deja afuera la máquina de fotos y el grabador. Puede observar que no hay retratos del general San Martín en el aula, ni bandera blanca y celeste, ni se canta el himno, ni se conmemoran fechas patrias, ni se habla de patria siquiera. En la tierra, dice el maestro Loewen, no hay patria; sólo en la otra vida la hay. Varones y mujeres se sientan en sectores diferentes, compartiendo bancos de cinco metros de largo. Sólo el maestro escribe en el pizarrón; los alumnos copian con lápiz blanco en pizarras de veinte por treinta centímetros. Los únicos libros de texto son el Viejo y el Nuevo Testamento, ambos en alemán. Los que recién comienzan usan un pequeño manual de tapas naranjas, basado también en la Biblia. Hay un solo recreo de quince minutos, los viernes; el resto de los días, sólo un instante de descanso a media mañana para ir a los retretes y unos minutos después del almuerzo.
Los pequeños menonitas van a clase con sus pizarras portátiles, en lugar de cuadernos, y con libritos en alemán que evocan enseñanzas bíblicas y morales adaptadas a distintos niveles de complejidad. El maestro es el único que escribe en el pizarrón, los niños y niñas  menonitas se sientan divididos en dos sectores diferentes compartiendo bancos de cinco metros de largo. Existe un solo recreo de quince minutos los días viernes; el resto de los días solo un instante de descanso a media mañana para ir a los retretes y unos minutos después del almuerzo.
Los chicos son formados además en la ética cristiana y en nociones elementales de aritmética, aplicadas a los problemas prácticos cotidianos.
Ellos hablan un dialecto alemán, desaparecido tiempo atrás en la propia Alemania, llamado
Plattdeusch. Pero también leen y escriben en alemán tradicional y antiguo.
De modo que un adulto llega a manejar tres idiomas: el antiguo dialecto de uso cotidiano; el castellano - algo torpe y deslucido -, que se filtra por el contacto con los pueblos vecinos, y el alemán de la Biblia. [7]
El idioma es una de las más fuertes barreras que separa a los menonitas del resto de la sociedad. No se enseña el castellano. Inclusive el maestro menonita, tiene mínimos conocimientos en ese idioma, (como mencionaba en periodista anteriormente).
En el almacén del pueblo pueden encontrarse libritos para colorear que no son de la Biblia y que incluyen dibujos y frases simples escritas en alemán moderno y antiguo. Estos dividen los roles del hombre y de la mujer, y enseñan a trabajar en el campo.
En un primer momento, el gobierno de La Pampa pretendió crear una escuela incorporada a la Educación General Básica (EGB), con maestros provinciales, únicamente para aquellos menonitas nacidos en el país. Frente a la negativa de los colonos (dado que se aferraban a la
Libertad de Culto, que supuestamente lo ampara) y luego de una larga negociación, se resolvió:

·         El Ministerio no utilizará las escuelas - iglesias de la colonia para enseñar.

·         La enseñanza del idioma castellano se llevará a cabo dentro de la familia. Los padres actuarán como alfabetizadores y la supervisión del aprendizaje será realizada por personal docente designado de acuerdo común.

·         Se aportaron materiales por parte del Ministerio de Educación y organismos internacionales específicos, que serán analizados en próximos encuentros. Ese quizás sea el punto más crítico, dada la complicación que se presenta a la hora de elegir los contenidos del material (¿cómo explicar ciertas situaciones a niños que viven en el siglo XVI?) [8]
Lo importante es destacar que el objeto de la obligatoriedad de la educación en la Argentina tiene relación con el futuro que se pretende dar a los niños de nuestro país. Sin embargo esto no tendría sentido para la comunidad menonita, dado que el futuro de sus hijos ya estaría designado y asegurado en lo que la comunidad ha asignado para ellos. No se necesitan un certificado escolar.
Por otra parte, también existe un interés a nivel gubernamental de Argentina de incorporar a esta población dentro de la propia ya que se aprecia su contracción al trabajo, su firme disciplina y elevada moral.
También es imprescindible aclarar que para el menonita su lengua ayuda al individuo a identificarse con el grupo a partir de una historia y lengua común diferenciable con el resto.
En cuanto a la educación se observa y analiza que todos comparten los mismos conocimientos básicos, intereses, arte de la vida y experiencias similares.
Es importante destacar dos puntos en particular:
·         Por un lado, utilizan un dialecto único en estos tiempos. Ya que no sólo es ajeno a la cultura Argentina, sino que tampoco es utilizada en la actualidad por los propios alemanes u holandeses. De esta manera excluyen a los demás de poder participar en sus conversaciones, lo cual refuerza más su conducta de aislamiento.
·         Por otro lado, ellos son conscientes de este rasgo característico de su lengua. Y se
afianzan al mismo para lograr mayor coherencia y coordinación entre los miembros            del grupo. Es una de las armas del “set” que Pearce nombra en su texto, la cual es utilizada para facilitar el compromiso.
Es realmente llamativo observar como el aislamiento y el desconocimiento de otras alternativas de vida, hacen que estas personas a pesar de vivir una rutina diaria encuentran aún un atractivo en esto. Esto se da porque se encuentran altamente motivados y encaminados en base en sus principios religiosos. Hacemos hincapié en el hecho del desconocimiento de otras posibilidades, más que en el aislamiento. Porque por ejemplo si pensamos en un chico del campo (un típico “gauchito”) que también en cierta forma está semiaislado del mundo más moderno, vemos que él desde pequeño sigue tras los pasos de sus padres, trabajando en el campo, pero tiene conocimiento sobre otros tipos de vida. Sus aspiraciones son mayores y variadas. Sus concepciones son distintas: tiene distintos significados, no están todos dados como el del menonita. Para el menonita existe un solo tipo de vida, una única manera de hacer las cosas y encarar su vida. Sus motivaciones tienen distintas bases. Por eso todos aprenden lo mismo (a excepción de las mujeres que no aprenden castellano para ejercer el comercio), porque todos tienen su destino escrito. Todo se les asigna como parte del grupo. No hay diferencia entre el “yo” y el “nosotros”. No hay aspiraciones personales o individuales.
La sociedad primitiva se rige por un orden moral rico y poderoso, más fuerte y consensual que el de la sociedad moderna. Los menonitas también lo siguen. Al mismo tiempo es el que mantiene unido a las personas de la comunidad.
Hablamos de orden moral, refiriéndonos a las diferentes prácticas religiosas que los menonitas realizan, y así como a todas aquellas prohibiciones que expresan (no a la venganza, no a la guerra, no a la violencia, el alcohol, no a la pronunciación de malas palabras). Esto tiene su causa en los fundamentos religiosos y tradiciones profundamente arraigadas a sus costumbres y creencias. Como ya lo manifestó uno de los jefes de las colonias “nosotros tenemos nuestras propias leyes”, aludiendo como ley principal a la Biblia. [9]

Salud

Sólo si la enfermedad es grave recurren a un doctor de Guatraché, el pueblo más cercano de la comunidad en La Pampa. No existen médicos dentro de la comunidad.
En 1997 se investigó a un colono menonita que ejercía ilegalmente la medicina, quien tenía en su propia casa consultorio, sala de espera, estetoscopio, jeringas, agujas y medicamentos.
Cabe aclarar que para la comunidad este era el referente del cuidado de su salud, ya que acudían al mismo para atender sus dolencias y los nacimientos de la comunidad (los nacimientos también son atendidos por parteras de la colonia).
Varios estudios realizados en los pozos de agua de las viviendas, determinaron que no es apta para el consumo humano. La razón es simple: las letrinas que usan como baños filtran los efluentes contaminantes hacía la napa de agua que utilizan como consumo. Existe una sola bañera en toda la comunidad.
En el transcurso de la investigación, identificaremos las limitaciones de la monocultura y del alto costo que lleva implícito el aferrase fuertemente a ella.
En el ámbito de la salud esto se observa con gran claridad: ¿Es posible que dejen morir a una persona por el simple hecho de no permitir que un médico del pueblo los examine?. O lo que es peor, no permitir que uno de ellos se prepare académicamente para poder ejercer la medicina lícitamente, y con los conocimientos reales que dicha profesión requiere.
Esto es muy peligroso. Es semejante a la creencia de los Testigos de Jehová, que no permiten la transferencia de sangre aún en situaciones de vida o muerte. Es un costo que se paga con vidas...

Viviendas

La colonia está divida en nueve zonas, el rasgo principal que poseen todas las casas de la comunidad es que no cuentan con energía eléctrica. Las cocinas y heladeras son a gas y a querosén.
Las pinturas de las viviendas reúnen tres colores que están presentes en todas las casas: negro, verde y blanca. Tienen paredes de ladrillo o bloques de adobe, y los techos pueden ser de chapa o madera.
En el interior de las mismas es humilde y simple. El blanco de los pisos, las ventanas y cortinas huelen a lavandas. No presentan adornos, ni siquiera imágenes religiosas.
En la mayoría de las casas la casilla con la letrina está afuera, solo una casa de toda la comunidad posee el baño dentro de la casa con una gran bañera.
Destacamos el sentido de solidaridad de la comunidad, que se manifiesta en la construcción de nuevas casas que son realizadas con el apoyo de toda la comunidad.
Al igual que en la sociedad primitiva, los menonitas están unidos por un fuerte sentimiento de solidaridad basado en actividades comunes.
Por otro lado, queda totalmente demostrado el carácter rústico y primitivo que rodea a esta gente, el cual se expresa en cada punto de la construcción y decoración de sus casas.


Infiltraciones de la cultura Argentina en los menonitas.

Con base en todos los reportajes leídos para esta investigación, nombraremos algunos hechos llamativos para los periodistas, que muestran como algunas costumbres argentinas fueron penetrando en la cultura menonita.
  • Utilización del mate. El mate se toma en forma individual en una ronda con varios vasos de yerba hasta la mitad, bombilla y agua, que se pasan antes de terminarlo. No contiene la connotación argentina de socialización que se le da al mate.
  • Lectura de diarios. Si bien no está permitido dentro de la comunidad, existen algunas personas que si leen libros y diarios argumentando que “alguien debe ser el nexo entre la comunidad y el mundo exterior”.
  • Escuchan cassettes y tienen radio, a pesar de su prohibición.
  • También fuman y toman alcohol. Cabe aclarar que en tiempo pasado cuando el ministro se enteró de esto, suspendió los encuentros que los jóvenes mantenían en la semana, quedando solamente los domingos. Sin embargo estas prohibiciones no son cumplidas, y los jóvenes siguen transgrediéndolas a escondidas.
  • A pesar de que supuestamente no conocen nada de fútbol y no tienen contacto con el exterior, algunos jóvenes menonitas lucen llaveros de clubes de fútbol aduciendo que son regalos de amigos del pueblo.
  • Los días domingo no es tan difícil ver a las jóvenes con pulseras, y a los jóvenes con relojes y llaveros. [10]



Tipo de investigación.

Según el objetivo de este trabajo, el tipo de investigación es explicativa y descriptiva.
Según el marco en que tiene lugar es documental y bibliográfico.




[1] Seguidor de una confesión protestante que no admite el bautismo de los niños antes del uso de razón.
[2] Comunicación en las Organizaciones Comunicación Intercultural
Cátedra: Dr. José Serlin Cultura Menonita
Por: Marisol Moure
[3] Por Sergio Romano, desde La Pampa. Pág. 12.

[4] Comunicación en las Organizaciones Comunicación Intercultural
Cátedra: Dr. José Serlin Cultura Menonita
Por: Marisol Moure

[7] Por Sergio Romano, desde La Pampa. Pág. 12.

[9] Comunicación en las Organizaciones Comunicación Intercultural
Cátedra: Dr. José Serlin Cultura Menonita
Por: Marisol Moure


[10] Por Sergio Romano, desde La Pampa. Pág. 12.

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